agosto 20, 2012

De continuidades e incertidumbres.


Inicia el ciclo escolar 2012-2013 en medio de las incertidumbres del cierre de esta administración federal que concluye con grandes temas pendientes; uno de ellos es la continuidad que tendrá la Reforma de la Educación Básica, que apenas inició hace justamente un año. La nueva propuesta curricular  enfrenta un largo, muy largo camino para lograr su apropiación e implementación  en las prácticas escolares.  Muchas voluntades seguramente se sumarían a este proceso de cambio si estuviéramos plenamente convencidos de su pertinencia. 
 
Todo parece indicar que la política educativa será de continuidad, pues los compromisos que México tiene con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) seguramente deberán ser cumplidos: Evaluación por estándares, evaluación periódica a los docentes, concurso de plazas, curriculum basado en competencias. 

Personal y profesionalmente enfrento una enorme contradicción con más frecuencia de la que quisiera: la demanda que tengo por mis servicios profesionales, dirige  mi actuación informar e intentar acompañar a maestros en formación y en servicio para que comprendan los discursos del nuevo curriculum para Educación Básica en México. Sin embargo, el tiempo que tengo para estas acciones formativas es claramente insuficiente para generar procesos reflexivos de mayor aliento, tal vez por eso insisto en mi invitación al diálogo por otras vías. 

Cierto es que hay muchos educadores que diseñan e implementan experiencias educativas como alternativa a la que las escuelas públicas ofrecen. En mi caso sigo creyendo en aquello que tan bien aprendí de la maestra Elsie Rockwell hace ya algunos años: la escuela pública es la única posibilidad que tienen millones de niños y adolescentes en México de acceder a la educación, de ahí la imperiosa necesidad de transformarla.